Altar en memoria de los 49 niños fallecidos en lo que fuera la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, México.
Estamos en la víspera del segundo aniversario del incendio de la bodega de la Secretaría de Hacienda de Sonora, que se pasó a la contigua guardería ABC, subrogada del Seguro Social, provocando la peor tragedia infantil que haya ocurrido en el país y que tuvo origen en una cadena de irresponsabilidad, corrupción, influyentismo y negligencia, mismos motivos por los cuales continúa.
El 5 de junio es un día de luto, de dolor. El día que vivimos el infierno en Hermosillo.
De ese día hay qué destacar la valerosa participación de decenas de ciudadanos que ayudaron en el rescate y en el traslado de los niños, ante el colapso de los cuerpos de emergencia, así como los que se solidarizaron con los familiares y se han unido a la exigencia de justicia.
Desgraciadamente, después de eso lo que vimos fue lo que siempre pasa en México ante una tragedia: una grosera manipulación política y la repartición de culpas entre autoridades, como si las responsabilidades también se subrogaran.
La soberbia de Eduardo Bours, la indolencia de Felipe Calderón, la retórica de Gómez Mont, el cinismo de Juan Molinar y Daniel Karam, la inoperancia de Eduardo Medina Mora y sus sucesores en la PGR. La cobardía de los dueños. La lucha de los padres de las víctimas, la lucha misma de los niños sobrevivientes por recuperarse.
Más de 20 mil personas participaron en la marcha por el primer aniversario de la tragedia.
Porque es de destacar el papel de los padres ABC, que no han cesado en sus actividades, desde marchas, plantones, huelgas de hambre, juicios ciudadanos, presencia en redes sociales. Amén de la lucha jurídica, sólo así han logrado evitar el olvido y con ello que el caso se congele.
Hay quienes los consideran necios, que lucran con su tragedia y hasta les sugieren que mejore se resignen... y aunque así fuera, lo cierto es que 49 niños murieron y otros tantos viven con lesiones físicas y emocionales y ellos merecen que la justicia haga su trabajo, que hasta ahora se ha tardado y mucho.
El año pasado, dentro de las discusiones en la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el caso, el abogado Juan Velázquez, a quien se le atribuye la defensa de Bours, decía en una entrevista en radio 13 que no se podía hablar de impunidad porque hay investigaciones y juicios corriendo.
Técnicamente tiene razón. Pero, no nos hagamos, sabemos muy bien que en México cuando hay voluntad de las autoridades los casos fluyeno o se empantanan. Han pasado dos años y no hay ni siquiera sentencias.
El caso ABC es ejemplo de todo lo malo de México: la corrupción, el influyentismo, la negligencia, la impunidad, la indolencia de la autoridad, la apatía de la sociedad. Demuestra también que en México la justicia no alcalza a los poderosos y a la cárcel van sólo los que no pueden pagar buenos abogados ni fianzas.
Han pasado dos años y la tragedia de la guardería ABC sigue viva no sólo por el dolor de las víctimas, de los deudos y la indignación social, sino también porque esa misma cadena de negligencia y corrupción que la originó no ha sido subsanada ni las responsabilidades castigadas, con toda la sombra de la impunidad encima.
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