miércoles, 17 de noviembre de 2010

El Centenario sin festejo

                                        Los generales Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón.

Está claro que al Gobierno federal no le interesa celebrar el Centenario de la Revolución Méxicana. Y no me refiero al disparatado gasto que realizaron para el Bicentenario de la Independencia, pero sí a unos festejos más notables.

Un gobierno emanado del conservador PAN, para un presidente como Felipe Calderón con complejo de general, no comulgan con los principios revolucionarios, que para empezar les representan al PRI y porque refieren al levantamiento ciudadano que derrotó al Ejército.  Imagínese festejar eso cuando se tiene a la milicia enfrentando una guerra que no le corresponde contra el narco y que en la percepción popular no la va ganando.

Por eso para Calderón, para los panistas, la figura revolucionaria es la de Francisco I. Madero y ya. Por eso ni el presidente ni el Secretario de Educación, Alonso Lujambio, han salido a regañar a los mexicanos por no querer celebrar el inicio de la Revolución, como lo hicieron con los de la Independencia.

Pero no sólo a ellos les causa urticaria la Revolución. Tampoco ha visto a usted a los líderes de la Iglesia Católica llamar a los festejos como si lo hicieron en septiembre pasado. Qué van a querer festejar si, aunque su pérdida de poder inició con las leyes de Reforma promulgadas por Benito Juárez,  fue tras el movimiento revolucionario que se reafirmó la separación de los asuntos de Estado, se impulso la educación laica y la prohibición a poseer bienes. Aunque Carlos Salinas les restituyó algunos de sus privilegios.

Qué va a querer festejar el clero mexicano si los revolucionarios no ondeaban la imagen de la virgen de Guadalupe y, peor aún, tras el triunfo de estos, se enfrentaron a la peor persecución religiosa con la guerra cristera impulsada por el general Plutarco Elías Calles.

Es el PRI el que mayor motivos de festejo tiene, por eso lanzó su propio programa, que también le quedó corto a Beatriz Paredes. Las prioridades de los priístas están puestas en la sucesión del 2012. No más.

Y aterrizemos en Sonora, teniendo ahora un gobierno emanado del PAN, con la ciudad de Cananea con un conflicto minero no resuelto del todo, pues por muy cuna de la Revolución Méxicana que sea, los festejos no pasarán de un festival cívico deportivo y quizá la inauguración de una plaza, que en realidad es del Bicentenario.

Y el PRI aquí en Sonora, por muy origen del partido que sea, sigue en la lona tras la derrota del 2009, apenas como queriendo reaccionar. Así que podrían darse por bien servidos con que le quiten el polvo a los bustos de los generales Elías Calles y Álvaro Obregón.

Y peor aún, ninguna institución educativa a nivel nacional o estatal ha programado mayor cosa en el ámbito académico.

A los ciudadanos, la Revolución también recuerda al PRI y todos sus excesos y, en general, por la situación de México, hay un desánimo generalizado y pocos ven motivos para festejar algo.

Mire, no hablemos de festejos, habría en todo caso que conmemorar fechas históricas como ésta. 

De la Revolución de 1910 tenemos a las instituciones que sostienen aún a México. Esas no son las malas, es la gente la que se corrompe y que bajo los principios revolucionarios, se crearon monstruos insaciables en las figuras de políticos, de gobernantes, de empresarios monopólicos, de líderes sindicales.

Los escesos de esa gente son los que hay qué reclamar, pero no debíeramos regatar los logros obtenidos en la Revolución de 1910, que finalmente fue un movimiento armado que tuvo respaldo de ciudadanos que hartos, cansados, dolidos, de las injusticias de la élite dominante.

En todo caso, debiera ser el momento para recordar, para analizar, para llevar a la reflexión los orígenes, desarrollo y consecuencias del movimiento revolucionario... y preguntarnos por qué entonces hubo mexicanos dispuestos a enfrentarse a un régimen para lograr un mejor país y por qué a esta generación, nos sobran las quejas pero nos falta pasar a la acción no con armas, pero sí con ideas, con propuestas y con el valor de realizarlas... porque los excesos, las injusticias de las que nos quejamos, ocurren también por nuestra indiferencia.

No hay comentarios.: