En días pasados, dos mensajes de personales mexicanos de alto perfil desataron polémica en la red social Twitter.
Primero uno del presidente Felipe Calderón, quien en su cuenta no verificada @presidente_FCH, twitteó agradeciendo comentarios afines y anunciando el bloqueo de seguidores que lo insultan. De manera socarrona mando un saludo a los trolls, que son usuarios cuyo fin es fastidiar.
Este tweet del Presidente lo destaco porque cuando los mexicanos están carentes de mensajes de ánimo, de fortaleza, de grandeza, él se ocupa en hacer reproches a sus detractores.
Yo estoy en contra de la ofensa como crítica pero no de la intolerancia.
A Felipe Calderón no se le debe olvidar que quienes lo halagan, lo critican o lo insultan, sean auténticos o por contrato, son todos ciudadanos del país que con tanto afán buscó gobernar y a todos se debe por igual.
Me queda claro que el Presidente sería feliz si en la vida existiera también un botón para bloquear a sus detractores, para dejar de seguir a quienes le señalan errores y le exigen resultados. Sí, eso sería felicidad para él y la clase política.
Pero aunque se empeñe a no verlo, el desencanto ciudadano ahí está, no desaparece porque él lo diga. Pero que se sienta afortunado de que los mexicanos son muy aguantadores y aún mantienen pacíficas las protestas.
Y del reproche el presidente Calderón me paso a los tweets del domingo de Lorenzo Zambrano, director y propietario de Cemex, una de las empresas mexicanas más sólidas dentro y fuera del país.
En su cuenta de Twitter, Zambrano quien calificó de cobardes a quienes se van de Monterrey ante la ola de narcoviolencia e hizo un llamado a sus pares empresarios y ciudadanos a quedarse y luchar por rescatar a esa próspera ciudad.
“Para mi lo más fácil es irme, pero me quedo a aportar y construir”, tuiteó en su cuenta.
¿Ve la diferencia en el mensaje? Mientras el presidente Calderón reprocha críticas, Zambrano llama a recuperar su comunidad y mire que es muy raro que un empresario levante así la voz. ¿Quién lo hace en Sonora? Nadie. ¿Quién lo hace en México? Muy pocos.
Las palabras de Zambrano retoman valor porque se está en un momento en México en el que hay carencia de líderes, de figuras aspiracionales.
Hacen mucha falta más voces como estas, que hagan contagien a los mexicanos de una visión más amplia, de un sentimiento de valor, de saber que México no es caso perdido, pero que es labor de todos evitar que lo sea.
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